jueves, 17 de diciembre de 2009
The curse-e
when you get cheesy this is what happens:
Se dilatan los sonidos en un palpitar incesante
Más oscuros y hundidos por la tranquilidad de la noche
Cruzando fuego en el fulgor de la sábana pálida,
Nosotros, tendríamos otra existencia para gastarla,
Otra cama para gastarla
Y la venida de un redentor glorioso,
Siempre esperada;
Conservamos la piedra angular de la nostalgia,
Encontramos en el silencio de nuestras conciencias
La magnificación de algo con potencial para existir, lejano,
Prescindimos de nuestras voces
Y nos evocamos a la relación transatlántica
Compartimos la almohada en sueños
Y lo palpable permuta con lo intangible
En un evento sensorial de artificios
Anoche te soñé, pero no lo recuerdo,
Sé, como última instancia, que existíamos
en mismos mundos
los espacios y los tiempos fueron uno
en los vértices ocultos del tacto
cuando la imaginación cedió su lugar al alma
y la oscuridad cedió su lugar al miedo.
Jingle Bells Rock
Intento no contaminarme, me esfuerzo en
verdad, la navidad como síndome es contagiosa y termina siendo
inevitable estar inmerso. Deseo feliz navidad a sabiendas que al otro
le da gusto, pero también, debo admitir, me da gusto decirlo e
incluso que me lo digan.Los abrazos repartidos al mayoreo, la
generosidad y la amistad colectiva naciente aunque abobinablemente
temporal, de cualquier forma, resultan conmovedores.
Las mandíbulas adoloridas de tanto
sonreír, pero no es el dolor mandibular de las bodas de extraños o
de ese tipo de celebraciones en las que mostramos los dientes
fríamente como una obligación social, es un dolor producto de esas
sonrisas que fueron causantes o consecuencias de esa transmisión de
cariño de todos hacia todos, un fenómeno poco visto y más bien
extraño para muchos. Pero se vale, es navidad.
Así que permitaseme el atrevimiento,
déjeme darle un abrazo, que al final, el que no esta contagiado lo
esconde.
APOCALIPSIS WOW
Hablo de algo que creo debería ser temido como las pandemias, se trata de un problema contagioso y latente en la colectividad.
No puedo contar las cervezas vacías, tampoco pierdo el tiempo dejando que me moleste, al contrario, me siento a observar todo y a seguir encontrando los lugares inusuales donde las han dejado -hay una botella en el hombro de la réplica del David, pareciera como si la estuviese sosteniendo con su mano izquierda, con la que agarra un listón-. Abro camino entre esa maleza de botellas vacías, vasos de plástico, invitaciones a la fiesta y alguno que otro trozo de la casa para encontrar un cigarro, a ciegas y teniendo cuidado de no cortarme otra vez con un vidrio roto.
¿Dónde quedó el baño? Puedo ir a la esquina donde el pequeño gran goliat orinaba, un hombre petit, con movimientos y parloteo (o sea bluff, bluff y más bluff)que lo hacían verse grandecito, predicaba su tesis sobre la influenza y cómo todo es una conspiración americana... sure mister, i can only say... achú...es el polvo resguardado abajo del sillón, nada de qué preocuparse; ahí tampoco hay cigarros.
Prefiero sí buscar un baño y, buenas noticias, no estaba completamente solo, la espalda de esa persona recién iluminada por mi invasora intromisión me lo confirmaba pero me decia: lárgate y déjame en mi inmundicia, yo abandono sin hacer mucho ruido (¿no estaría muerto?). Regreso a la zona que había previsto para mi micción, vacío mi vejiga en esa esquina pestilente y pegajosa dentro de ese pequeño escenario cuasi-post-apocalíptico y no puedo dejar de pensar en lo que pasó, llegaban flashbacks aunque los evitaba por que me provocaban náuseas, parecía que esta iba a ser la última fiesta de nuestras vidas y mentiría si no quisiera que así fuera. Se abusaba del alcohol y otras drogas, se abusaba de la noche, todos contra todos, la música estimulante y eliminando “consecuencias” del vocabulario, se hablaba de profecías, de extinciones, de que sólo las cucarachas sobrevivirían y entonces sí, ¿cómo aprovechar nuestros últimos minutos de vida sobre este suelo? -cojiendo. ¿Alguien pensó en otra respuesta?
Tennessee Williams dijo que lo contrario a la muerte es el deseo, la muerte denota mortalidad mientras que el deseo representa resurgimiento; en la fiesta los que querían morir tomaban para llegar a la muerte antes y encontrarla completamente borrachos, los que querían vivir tenían relaciones bajo completa sumisión de un deseo autodestructivo de raiz completamente desinhibido. Escuché a alguien decir que cuando llegue el fin del mundo hay que ser bisexuales y así se duplicarían las posibilidades de tener sexo.
Pensaba que lo que nos mataba era el miedo, que nosotros mismos nos estabamos asesinando, pero mi escepticismo se contagiaba de la superstición paranóica mientras iba bajando la temperatura y el sol no salía, me preguntaba si iba a volver a salir, me preguntaba cómo estarían las calles; parecía silencio absoluto hasta que oía mis pasos.
Como una nota suspendida, el recuerdo de camila encima de áquella bestia que se rendía ante sus pulsiones más primitivas no desaparecía en mi cabeza, tal vez fue mi reacción lo que provocaba la náusea: me quedé inmóvil y ella, llegando al orgasmo irrefrenable clavó su mirada en mí... -perdón- y cerré la puerta.
En el pasillo encontré con quien vengarme en un arranque de deseo del mismo tipo, experiencia vacía tal vez, pero como experiencia vacía es una de las mejores dijo Allen.
Un sillón de piel roto y lleno de lodo fue el lugar donde mi energía se terminó por compleo y casi me quedé dormido hasta que algo que podría llamar instinto de vida me despertó para entrar en pánico: Seguía vivo, de hecho, seguíamos todos vivos.
Palabrerías.
Olvidé decir que el trabajo se complicó más por que pensé que esa podría haber sido la mejor noche de mi vida, en consecuencia, retrotraje toda reminiscencia de fábulas y recuerdos coloreados (algunos fuera del margen), pasé por mi niñez y recordé las tardes oceánicas en las que cabían risas, llanto e imaginación .Hice una lista: me topé con la idea de que los recuerdos más vívidos y más significativos eran en buena parte experiencias negativas.
Para un recuerdo tan bueno y estimulante el lugar que obtuvo fue a secas justo, compitió con algunos logros importantes, miedos vencidos y fama etérea, entre otras remembranzas que tenían en común una verdad que se estampó en mi cara al mismo tiempo que tiré la otra almohada de la cama: todas esas memorias habían sido escritas en solitario, nunca con alguien que a la vez que haya formado parte, haya sido causante y centro neurálgico de la misma. Estoy hablando de una mujer cuyas historias en mi vida han transcurrido entre lo terrenal y lo onírico, una mujer cuya participación en mi formación como cronista de fábulas fatales ha sido determinante.
El otro día dicha mujer en algún tipo de intercambio, alguna transacción de frases inofensivas sin querer soltó aforísticamente (y es mi labor reconstruir) que el amor se ha resignificado con el tiempo pero lo importante será no lo que cambia, si no lo que permanece y se vuelve eterno, y recordaba a Nervo que decía: “El alma es un vaso que sólo se llena con eternidad” la misma droga que podemos usar sin moderarnos, nuestra eternidad nos hace sentir completos.
Seguía recordando y buscando zonas frescas en el colchón cuando ya pasaban de las diez de la mañana. Si nadie te despierta crees que también está dormido, cuando duermes crees que el mundo duerme contigo. Yo ya no dormía, pero mi cama era el mejor lugar para que mi mente recordara, era escondite a la vez que era escaparate, el recuerdo era un terreno libre y fértil y para esa hora ya estaba inquieta la idea de que ella había sido la mejor historia que había tenido.