jueves, 17 de diciembre de 2009

Jingle Bells Rock

Intento no contaminarme, me esfuerzo en
verdad, la navidad como síndome es contagiosa y termina siendo
inevitable estar inmerso. Deseo feliz navidad a sabiendas que al otro
le da gusto, pero también, debo admitir, me da gusto decirlo e
incluso que me lo digan.Los abrazos repartidos al mayoreo, la
generosidad y la amistad colectiva naciente aunque abobinablemente
temporal, de cualquier forma, resultan conmovedores.

Las mandíbulas adoloridas de tanto
sonreír, pero no es el dolor mandibular de las bodas de extraños o
de ese tipo de celebraciones en las que mostramos los dientes
fríamente como una obligación social, es un dolor producto de esas
sonrisas que fueron causantes o consecuencias de esa transmisión de
cariño de todos hacia todos, un fenómeno poco visto y más bien
extraño para muchos. Pero se vale, es navidad.

Así que permitaseme el atrevimiento,
déjeme darle un abrazo, que al final, el que no esta contagiado lo
esconde.

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