Se dilatan los sonidos en un palpitar incesante
Más oscuros y hundidos por la tranquilidad de la noche
Cruzando fuego en el fulgor de la sábana pálida,
Nosotros, tendríamos otra existencia para gastarla,
Otra cama para gastarla
Y la venida de un redentor glorioso,
Siempre esperada;
Conservamos la piedra angular de la nostalgia,
Encontramos en el silencio de nuestras conciencias
La magnificación de algo con potencial para existir, lejano,
Prescindimos de nuestras voces
Y nos evocamos a la relación transatlántica
Compartimos la almohada en sueños
Y lo palpable permuta con lo intangible
En un evento sensorial de artificios
Anoche te soñé, pero no lo recuerdo,
Sé, como última instancia, que existíamos
en mismos mundos
los espacios y los tiempos fueron uno
en los vértices ocultos del tacto
cuando la imaginación cedió su lugar al alma
y la oscuridad cedió su lugar al miedo.
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